domingo, abril 25, 2010

un nuevo mundo ahora (1)



Albert Einstein, que era admirado y considerado casi sobrehumano, y cuyo destino era convertirse en una de las personas más famosas del planeta, nunca se identificó con la imagen que de él había creado la mente colectiva. Siguió siendo humilde, sin ego. De hecho, hablaba de "una grotesca contradicción entre lo que la gente considera que son mis logros y de lo que soy capaz".
Por eso es difícil que una persona famosa (y no tan famosa) entable una relación auténtica con otros. Una relación auténtica es la que no está dominada por el ego, con su fabricación de imágenes y su búsqueda del propio yo. En una relación auténtica hay un flujo hacia fuera de atención manifiesta y alerta hacia otra persona, en la que no hay ningún deseo. Esa atención alerta es la Presencia. Es el requisito previo para toda relación auténtica. El ego siempre desea algo, y si cree que no puede obtener nada del otro se mantiene en un estado de completa indiferencia. Tú no le importas. Y así, los tres estados predominantes de las relaciones egóticas son:
el deseo, el deseo frustrado (ira, resentimiento, acusación, quejas) y la indiferencia.

"Un nuevo mundo, ahora" de Eckhart Tolle

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